Las compañías desarrollan
13 nuevas ideas antes de encontrar una ganadora. La tasa de fracasos en mercadeo es
creciente. La mayoría de marcas
importantes redujo su participación de mercado; buena parte de las campañas
publicitarias no logra retorno de inversión, y los índices de satisfacción y
retención de clientes caen.
Las malas
decisiones de mercadeo son frecuentes; y se basan usualmente solo en la
intuición y en discernimiento personal. Muchas empresas lanzan productos o
campañas respaldadas sólo por el “instinto”, que dice: serán excelentes; y generalmente
no lo son. Las empresas hacen eso frecuentemente,
sin alcanzar el éxito. ¿Cómo es que no
tienen tiempo para hacer lo correcto, y si lo tienen para seguir cometiendo el
mismo error?
Según el profesor
Abbi Griffin, catedrático de Mercadeo y Gerencia de Producción en la
Universidad de Chicago, "crear nuevos productos significa averiguar qué desean
los consumidores y ofrecer exactamente lo que necesitan. Un nuevo producto debe
satisfacer las necesidades del consumidor, no las del gerente”.
Ya sea en prestigiosas
universidades; en conferencias dictadas
por los más respetados Gurús en Management o mercadeo o en los clásicos libros
de marketing, la investigación de mercados ocupa un lugar
privilegiado en la búsqueda de la reducción de la incertidumbre en la toma de
decisiones; en el conocimiento del
mercado y el consumidor; en la identificación de oportunidades y en el
incremento en la tasa de proyectos exitosos.
Sin embargo, una increíble cantidad de ejecutivos en el
país desdeña ésta valiosa herramienta,
cayendo persistentemente en cualquiera de los siguientes signos de desastre:
Ignorar los cambios
en el mercado; reconocer que hay empresas
rivales exitosas, pero no saber por qué;
cuando los clientes piden algo, dar explicaciones lógicas y sensatas,
sin escucharlos; subestimar a los
clientes porque saben lo que quisieron durante años; lanzar productos y marcas bajo el
diseño de otro país; creer que la
empresa puede hacer todo lo que quiera debido a su posición dominante.
Y si en el mejor de
los casos deciden realizar investigación:
limitan o no invierten tiempo para el análisis de la situación, o lo
delegan en un ejecutivo de rango menor;
quieren forzar el uso de una metodología de moda, aunque ésta no sea la
correcta para obtener la información requerida;
ante problemas de presupuesto, recortan primero el área de investigación,
sin considerar que reducen el flujo de información que les ayudaría a ser más
certeros en sus decisiones futuras.
Afrontémoslo, en un
mundo competitivo globalizado, debemos hacer las cosas de una forma
profesional, inteligente y aprovechando al máximo los recursos que deriven en
crecimiento, participación de mercado y rentabilidad. El conocimiento profundo del mercado, consumidores
y competidores debería ser mandatorio.