¿Les cree a
las encuestas electorales?
Una encuesta electoral es un estudio de tipo
cuantitativo, basado “en la inducción probabilística del positivismo lógico”. Esto significa que la obtención del
conocimiento es dictaminada por la seguridad matemática que provee. El procedimiento metodológico tiene su fundamento
en experimentación de ambientes cuantificables y controlados. Neto: La
estadística no miente,…pero, el estadístico sí puede.
Las encuestas electorales son estudios con una
rigurosidad científica, con una serie de variables metodológicas que deben ser correctamente
diseñadas, ejecutadas y controladas. Errores
o negligencia en cualquiera de las
etapas puede llevar a resultados incorrectos.
He aquí la relevancia de que quienes ejecuten el estudio, cuenten con
las capacidades, profesionalismo y calidad para desarrollarlo correctamente, y
asegurar así, la certeza de la información.
Un problema para quienes nos dedicamos a la
investigación de mercados, es el uso indebido que los políticos dan a las
encuestas, pues se genera una falta de credibilidad al trabajo del investigador
de mercados en general. Nada afecta más la
credibilidad que ver varios resultados muy diferentes que muestran como cada
político va ganando terreno. Al ver
estos resultados mucha gente piensa que las encuestas no sirven, pues resultados tan distintos no tienen
sentido. La realidad es que: o los estudios fueron mal realizados; o
desarrollados con metodologías diferentes –alguna incorrecta-; o hay manipuleo
de la información; o simplemente no se está haciendo ninguna investigación y simplemente
se publican resultados falsos que proyectan lo que el candidato interesado
quiere que piensen los votantes.
Un político pensará que lo de “indebido” depende del
punto de vista, pues si para mí, como investigador, esta situación puede afectar
la credibilidad de la técnica; para él
como candidato, su uso para proyectar una buena percepción de él mismo ante el
electorado o bien para desvirtuar los resultados presentados por otros
candidatos o medios de comunicación, pueden ser argumentos suficientes para
acciones poco éticas de manipuleo de datos.
Solo habría que recordar que algún político por allí validó a Maquiavelo
diciendo: “hay que separar la moral de
la política”; o una escena de una película de la vida real, donde aconsejaban a
un político novel diciéndole: “lo que
importa no es lo que eres, sino lo que la gente cree que eres”.
Personalmente, cuando observo los resultados de una
encuesta política, analizo: ¿quién la realizó?,
¿tiene prestigio?; ¿tiene experiencia?,
¿es reconocida?; ¿quién la patrocina? Además tiendo a darle más credibilidad a las
encuestas realizadas para medios de comunicación (cuando estos no están en
franca asociación con un candidato), y que en adición, la agencia no trabaje
simultáneamente para algún candidato, pues eso de alguna manera podría comprometerla.
Un candidato inteligente, y coherente con la moral
y ética que exige el pueblo de sus potenciales gobernantes, hace un uso correcto
de la investigación (encuesta), para desarrollar estrategias y planes de acción
efectivos para su campaña, pero principalmente para identificar las
necesidades, problemas y expectativas de la población y definir soluciones
reales y viables, y comunicar cómo
planifican hacerlo.
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