viernes, 22 de junio de 2012


¿Les cree a las encuestas electorales?
Sergio Dueñas

Una encuesta electoral es un estudio de tipo cuantitativo, basado “en la inducción probabilística del positivismo lógico”.   Esto significa que la obtención del conocimiento es dictaminada por la seguridad matemática que provee.  El procedimiento metodológico tiene su fundamento en experimentación de ambientes cuantificables y controlados.  Neto:  La estadística no miente,…pero, el estadístico sí puede. 

Las encuestas electorales son estudios con una rigurosidad científica, con una serie de variables metodológicas que deben ser correctamente diseñadas, ejecutadas y controladas.  Errores o negligencia  en cualquiera de las etapas puede llevar a resultados incorrectos.  He aquí la relevancia de que quienes ejecuten el estudio, cuenten con las capacidades, profesionalismo y calidad para desarrollarlo correctamente, y asegurar así, la certeza de la información.  

Un problema para quienes nos dedicamos a la investigación de mercados, es el uso indebido que los políticos dan a las encuestas, pues se genera una falta de credibilidad al trabajo del investigador de mercados en general.  Nada afecta más la credibilidad que ver varios resultados muy diferentes que muestran como cada político va ganando terreno.  Al ver estos resultados mucha gente piensa que las encuestas no sirven,  pues resultados tan distintos no tienen sentido.   La realidad es que:  o los estudios fueron mal realizados; o desarrollados con metodologías diferentes –alguna incorrecta-; o hay manipuleo de la información; o simplemente no se está haciendo ninguna investigación y simplemente se publican resultados falsos que proyectan lo que el candidato interesado quiere que piensen los votantes.

Un político pensará que lo de “indebido” depende del punto de vista, pues si para mí, como investigador, esta situación puede afectar la credibilidad de la técnica;  para él como candidato, su uso para proyectar una buena percepción de él mismo ante el electorado o bien para desvirtuar los resultados presentados por otros candidatos o medios de comunicación,  pueden ser argumentos suficientes para acciones poco éticas de manipuleo de datos.  Solo habría que recordar que algún político por allí validó a Maquiavelo diciendo:  “hay que separar la moral de la política”; o una escena de una película de la vida real, donde aconsejaban a un político novel diciéndole:  “lo que importa no es lo que eres, sino lo que la gente cree que eres”.   

Personalmente, cuando observo los resultados de una encuesta política, analizo: ¿quién la realizó?,  ¿tiene prestigio?; ¿tiene experiencia?,  ¿es reconocida?; ¿quién la patrocina?   Además tiendo a darle más credibilidad a las encuestas realizadas para medios de comunicación (cuando estos no están en franca asociación con un candidato), y que en adición, la agencia no trabaje simultáneamente para algún candidato, pues eso de alguna manera podría comprometerla.      

Un candidato inteligente, y coherente con la moral y ética que exige el pueblo de sus potenciales gobernantes, hace un uso correcto de la investigación (encuesta), para desarrollar estrategias y planes de acción efectivos para su campaña, pero principalmente para identificar las necesidades, problemas y expectativas de la población y definir soluciones reales y viables,  y comunicar cómo planifican hacerlo.      
  

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